Años atrás, era casi imposible saber si un bebe nacería en buena posición o si iba a sufrir de alguna malformación de gravedad. La única posibilidad era esperar hasta el momento del parto, con todas las dificultades que eso podía representar.

Las nuevas ecografías en el diagnóstico prenatal ha venido avanzando a pasos agigantados, permitiendo a los médicos tener un mayor control de la salud del bebe, y lo más importante: brindando tranquilidad y alegría a los futuros padres.

El salto tecnológico ha sido enorme. De las ecografías 2D y 3D, se pasó a la tecnología en 4D que permitió tener imágenes más detalladas del bebe en el vientre. Luego, llegó el 5D/6D, cuya precisión y rapidez permite estudiar con minuciosidad el corazón y el cerebro fetal, órganos complejos de estudio.

Ahora, la ecografía ha entrado a una nueva etapa con la revolucionaria tecnología 7D, mucho más rápida, clara y precisa y la primera que incluye a la Inteligencia Artificial. El dispositivo trae un transductor electrónico 7D, único en su tipo, que cuenta con ocho mil cristales. Como se sabe, el transductor o sonda es la parte que el médico desplaza encima del vientre materno y es la que permite la transmisión del ultrasonido.

“Con la ecografía a color 7D se puede observar la actividad y el buen desarrollo del bebe. La captura de la imagen es mucho más rápida, sobre todo en órganos como el corazón y el cerebro. Incluso, ya podemos ver a detalles los vasos sanguíneos, por más pequeñitos que sean. Sin duda, es el mejor método de diagnóstico para ver el bienestar fetal y al mismo tiempo lograr un encuentro anticipado entre los padres y su bebe”, explica Rafael Ascenzo Aparicio, experto en ecografía fetal de la Clínica Miraflores, el primer centro especializado en el Perú y Latinoamérica que cuenta con esta tecnología.